Jefes de Estado, 1908-1996 | |
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1908-1935 | General Juan Vicente Gómez |
1936-1941 | General Eleazar López Contreras |
1941-1945 | General Isaías Medina Angarita |
1945-1948 | Junta Revolucionaria de Gobierno (presidida por Rómulo Betancourt) |
1948 | Rómulo Gallegos |
1948-1950 | Junta Militar (presidida por Carlos Delgado Chalbaud) |
1950-1958 | General Marcos Pérez Jiménez |
1958-1959 | Junta Cívico-Militar (presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazábal) |
1959-1964 | Rómulo Betancourt |
1964-1969 | Raúl Leoni |
1969-1974 | Rafael Caldera |
1974-1979 | Carlos Andrés Pérez |
1979-1984 | Luis Herrera Campíns |
1984-1989 | Jaime Lusinchi |
1989-1993 | Carlos Andrés Pérez |
1993-1994 | Ramón Velázquez |
1994 | Rafael Caldera |
Colocaremos varias párrafos que si bien aparentemente se contradicen a la vez se complementan:
"Venezuela es un país rentista. Y lo es si atendemos al hecho de que su principal recurso, el petróleo, considerablemente responsable de su dinámica social, le genera un ingreso que no tiene contrapartida productiva; vale decir, no es resultado del esfuerzo de factores de producción como el trabajo y el capital, sino de la condición de propietario de la tierra que ejerce el Estado en nombre de la nación. De allí que la renta petrolera, que no se produce sino que se captura, pueda identificarse como una transferencia unilateral de recursos desde el mercado internacional de hidrocarburos hacia la economía nacional, tal como han sostenido estudiosos del tema como Asdrúbal Baptista, Bernard Mommer y Raúl Espinasa ."
(...) Sobre este sustrato histórico se armó una matriz ideológica sustanciada por diferentes visiones (económica, política, académica, cultural), que percibió el petróleo solo como dispensador de renta2 . Por más que en algunos de los planes nacionales formulados a través del tiempo se haya anunciado la idea de deshacer o atenuar nuestra sujeción al preciado mineral, este ha persistido en marcar la pauta del comportamiento económico nacional, reforzando, cada vez más, su carácter rentístico. Esto puede explicarse mejor si atendemos al hecho de que ese camino rentístico fue trazándose cada vez mejor a partir del diseño de un aparato jurídico sobre el cual se edificó un entramado institucional originado en el derecho regaliano heredado de la Corona, según el cual el Estado es el amo de las minas que yacen en el subsuelo."
Fernando Coronil Imber publicó su trabajo primero en inglés en EEUU, y ha sido reeditado varias veces en español desde entonces
"Nunca levantamos muchas salas de teatro en este país. ¿Para qué? La estructura principista del poder fue siempre nuestro mejor escenario.... ¿De dónde sacamos nuestras instituciones públicas? ¿De dónde sacamos nuestra noción de “Estado”? De un sombrero. De un rutinario truco de prestidigitación. ... La aparición del petróleo como industria creó en Venezuela una especie de cosmogonía. El Estado adquirió rápidamente un matiz “providencial”. Pasó de un desarrollo lento, tan lento como todo lo que tiene que ver con la agricultura, a un desarrollo “milagroso” y espectacular. ...Un candidato que no nos prometa el paraíso es un suicida. ¿Por qué? Porque el Estado no tiene nada que ver con nuestra realidad. El Estado es un brujo magnánimo.... El petróleo es fantástico y por lo tanto induce a lo “fantasioso”. El anuncio de que éramos un país petrolero creó en Venezuela la ilusión de un milagro. Creó en la práctica la “cultura del milagro”.... La riqueza petrolera tuvo la fuerza de un mito.... Betancourt, Leoni y Caldera no fueron demasiado lejos en ese “sueño venezolano. porque la realidad presupuestaria lo impedía. Seguíamos siendo ricos, pero no tan ricos. Pero vino el otro Pérez, Carlos Andrés Pérez,y allí sí encontramos la frase que nos definía. Estábamos construyendo La Gran Venezuela. Pérez no era un presidente. Era un mago. Un mago capaz de dispararnos hacia una alucinación que dejaba pequeñas las fanfarronadas del perezjimenismo.... Pérez Jiménez decretó el sueño del Progreso. El país no progresó, desde luego. El país engordó... [El gobierno de] Pérez Jiménez fue un debut:[el de] Carlos Andrés Pérez, una reprise. "
José Ignacio Cabrujas
"Cabrujas llama la atención sobre algo evidente y, no obstante, ausente del análisis social: la deificación del Estado en la vida política contemporánea de Venezuela."
Al reflexionar sobre espejismos vividos colectivamente, Cabrujas relaciona la apariencia providencial del Estado con su materialidad terrenal, y subraya los efectos culturales y políticos de su extraordinaria riqueza financiera. Como si quisiera reconocer, y al mismo tiempo desautorizar, la exaltada autorrepresentación del Estado, señala que éste en Venezuela es un “brujo magnánimo” dotado de poder para reemplazar la realidad por ficciones fabulosas apuntaladas por la riqueza
petrolera. “El petróleo es fantástico y por lo tanto induce a lo “fantasioso”, dice Cabrujas. ( El Estado mágico Naturaleza, dinero y modernidad en Venezuela Fernando Coronil )
Dos momentos de la autoconformación del Estado como agente del progreso moderno: el gobierno dictatorial de Pérez Jiménez, al cual describe como el “debut” del “sueño del Progreso”; y la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), que representa, según Cabrujas, la “reprise” alucinante de ese mito. Aunque Pérez Jiménez era un dictador militar y Pérez un líder democrático, Cabrujas sugiere que ambos promovieron el mito del progreso con más fuerza que otros presidentes, y que gobernaron en periodos de riqueza fiscal y estabilidad política extraordinarias."
Gabriel García Márquez después de hablar con Chávez al principio de su presidencia: “Tenía la impresión de que había conversado con dos hombres opuestos. Uno, a quien la historia le había dado la oportunidad de salvar a su país. Otro, un ilusionista que pasaría a la historia como un déspota más”.
( En enero 1999 se encuentra casualmente con el presidente de Venezuela Hugo Chávez en la Habana, y a partir de este encuentro escribe un extenso artículo para la revista Cambio: “El enigma de los dos Chávez”.
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